martes, 28 de julio de 2020

MARKETING PARA SALIR ADELANTE

NECESIDADES Y DESEOS

En el imaginario colectivo es común encontrar que la mercadotecnia es asociada con la idea de vender. Esta idea desemboca, despectivamente en el concepto de consumismo, es decir, hacer que la gente compre incluso aquello que no necesita. Esto no necesariamente es así, y si lo fuera, uno cosa es querer vender u obligar al otro a comprar y otra cosa es lograrlo. Para conseguirlo, primero es necesario tener algo valioso que ofrecer, y esto no es nada sencillo porque significa configurar una oferta, un producto o servicio valioso y adecuado.

¿Qué es un producto adecuado y valioso? Son aquellas soluciones que nos llevan de lo frustrante a lo gratificante; de lo incompleto a lo integral; de lo mal hecho a la calidad, de lo inoportuno a lo puntual. En pocas palabras, lo valioso y adecuado es lo que nos conduce a una mejor opción para satisfacer nuestras necesidades y atender nuestros deseos.

La clave está en detectar adecuadamente necesidades y deseos.
Hacer marketing se trata de crear valor para los clientes. Ese valor no debe suponerse, debe encontrarse, debe anticiparse directamente de las necesidades y deseos de los clientes.

Las necesidades son el concepto fundamental de la mercadotecnia. Son estados de carencia percibida que, de acuerdo con una tipología, de entre muchas, como la de Maslow, incluye necesidades físicas básicas como alimento, ropa y seguridad; necesidades sociales de pertenencia y afecto; o necesidades individuales como autoexpresión. Es importante saber que, las necesidades son biológicas y por ello no pueden ser creadas por el mercadólogo puesto que forman parte de la biología y el carácter de las personas. No se le puede inventar nada a la naturaleza de nuestra biología.

Cuando la necesidad es moldeada por la cultura y la personalidad individual se convierten en deseos. Así, por ejemplo, un estadounidense y un mexicano pueden tener hambre y por tanto, la misma necesidad de comer, pero el estadounidense probablemente deseará resolver con hamburguesas y papas fritas, mientras el mexicano deseará resolver con tacos.

Los deseos, más que biológicos son mentales, están moldeados por la sociedad en la que se vive y por la personalidad del individuo. Y no basta con que una persona tenga necesidades y deseos, también debe tener poder económico para comprar nuestra oferta.

Si quieres confeccionar una oferta de valor o quieres mejorar el producto o servicio que acercas, es fundamental que te acerques a escuchar la opinión de la gente, mediante la observación y la reflexión; mediante estudios de mercado o a través de canales abiertos de la empresa en distintas plataformas de comunicación.

Si has escuchado en forma completa y adecuada las necesidades y deseos de la gente podrás confeccionar un producto valioso, y si lo haces en profundidad lograrás un producto único, relevante para ofertar. Pero este es solo el inicio porque, satisfacer las necesidades y deseos adecuadamente va más allá de solo confeccionar un buen producto, hay que acercar también servicios, información adecuada y experiencias. 

Un error común, centrarse solo en el producto.
Un error frecuente sucede cuando focalizamos solo en entregar un buen producto, sin confeccionar la oferta integralmente, es decir, sin considerar servicios añadidos, sin planear la información que se debe dirigir al cliente; sin cubrir toda la experiencia de compra y de consumo. Esto se conoce como miopía de marketing.

Considera que la gente no solo necesita tu producto, también desea saber cómo le beneficia con mayor valor que otras opciones en el mercado; desea saber qué servicios extendidos incluyes y desea también que comprar y consumir tu oferta resulte en una grata experiencia.

En términos concretos, una persona con hambre no solo necesita una hamburguesa, quiere saber por qué esa hamburguesa no le hará tanto daño como cree; quiere servicio de entrega a domicilio y espera que comprar y consumir tu oferta resulte placentero, antes, durante y después del consumo.

Otro error, confundir la necesidad con el producto
Probablemente pensarás que al final o en el fondo, lo que la gente sigue comprando es una hamburguesa. No debes confundir la necesidad de la gente con el producto. Lo explico con un ejemplo muy tradicional en el ambiente de la mercadotecnia. La gente no necesita una broca, ese es el producto, la gente necesita hacer una perforación en la pared. Si eres capaz de observar con atención las necesidades y deseos que se ponen en juego, notarás que la gente no sólo necesita perforar la pared, necesita precisión en la profundidad de acuerdo con el largo del taquete; necesita una perforación que no termine abocardada porque el taquete quedará flojo. Necesita un taladro, necesita saber montar y desmontar la broca en su taladro. Necesita poder resolverlo él, con facilidad sin tener que contratar a un experto. Por tanto, si encuentra en el mercado una mejor opción que la complicada broca y con buen precio, deseará, preferirá esa opción antes que la broca.

Si piensas que todo se reduce en la necesidad de una broca, seguirás fabricando brocas para siempre. Si reconoces que la gente necesita perforar sin ruidosos taladros, sin la imprecisión de un novato, sin penetrar más de lo necesario, seguro confeccionarás un producto o una oferta más interesante que la broca y explotarás el mercado con ello.

Una necesidad es un problema por resolver, un producto es una herramienta o una manera de atender ese problema, pero no son lo mismo. Saber diferenciarlo ha llevado a las grandes marcas a trabajar continuamente con departamentos de investigación y diseño.

Por eso, una buena estrategia de marketing debe ver más allá de los atributos o las características del producto. Debe ver las múltiples posibilidades de integrar servicios al producto, porque cuando integras servicios estás acercando soluciones integrales, por ello, cuando se combinan servicios con productos diversos el resultado será una importante experiencia para el consumidor. Y eso es lo que la gente asocia a una marca, eso es lo que genera preferencia e incluso lealtad a la marca, la experiencia del consumidor.

¿Y esto, cómo resulta útil para enfrentar los retos del covid-19?

Los diversos efectos de la pandemia han provocado que algunas necesidades se vuelvan emergentes, con una tasa alta de crecimiento. Pero sobre todo ha provocado que se modifique la estructura de los deseos. Hoy la gente tiene las mismas necesidades, pero por efectos de pandemia desea que la solución a sus necesidades sea entregada en la puerta de su casa, hermético, higiénico, oportunamente y sin precios excesivos.

Desarrolla un mapa mental donde puedas recoger las necesidades que han registrado una tasa alta de crecimiento con la pandemia. Ubica cómo o de qué manera tu producto se puede conectar con ellas. Después coloca la diversidad de deseos anclados a esas necesidades y después reflexiona, ¿cuáles de esos deseos se han visto modificados bajo los efectos de pandemia? ¿qué nuevos deseos han aparecido? ¿qué necesidades que antes no se vinculaban con tu producto se empiezan a vincular después de la pandemia? ¿cómo puedes, con lo que tienes, resolver adecuadamente las necesidades y deseos emergentes? Y sobre todo ¿cómo puedes atenderlas mejor que tu competencia?

Como resultado de esta reflexión plantea propuestas de mejora para el producto que ofertas. Ubica si debes mejorar calidad, si debes integrar higiene, si debes informar para construir confianza; si debes informar dónde te encuentran, cómo deben pedir lo que vendes; si debes integrar nuevos servicios, si tienes huecos o descuidos en la experiencia de compra, de entrega o de consumo que se traducen en frustraciones para el consumidor. El resultado obligado será que estarás agregando valor a la oferta que entregas en el mercado.



JORGE TORRES