jueves, 22 de octubre de 2020

NAMING. Nombre verbal de marca

 

El identificador por excelencia es el nombre de marca. Opera dentro del contexto de la identificación institucional y corporativa que se compone de diferentes elementos como el logotipo, el símbolo, los colores, personajes, URLs, slogan, frases comerciales, envases o melodías musicales. Algunos de estos son específicamente gráficos y otros de carácter verbal como el naming o nombre de marca.

Todos estos componentes son elementos que sirven para identificar y para diferenciar a la marca. Mercadológicamente sirven para mejorar la consciencia de marca porque favorecen y facilitan la formación de asociaciones fuertes al tiempo que despiertan juicios y sentimientos positivos, por ello, su construcción y su elección debe hacerse con alto rigor.

El naming es de naturaleza lingüística, por tanto, es un elemento de designación verbal y pertenece al universo sonoro-audible y hasta que adquiere su dimensión gráfica en un logotipo alcanzará la naturaleza icónica para ingresar al universo visual.

A través del nombre de marca el usuario identifica y reconoce a una empresa o a un producto. Identificar y reconocer implica una actividad sensorial (oír, ver) a la que reacciona, por ello, la planeación del naming o de cualquier identificador (logotipo, símbolo, etc.) exige que sean construidos o diseñados para favorecer la reacción sensorial al estímulo.

Los diferentes análisis hechos sobre contenidos de los mensajes confirman que la cantidad de bits por segundo que hay en los mensajes sonoros es superior al de los mensajes icónicos, considerando que solo se puede captar conscientemente cerca de 16 bits por segundo debido a las limitaciones que presentan los canales de percepción, en este contexto, el flujo de información que corre vía el lenguaje verbal es aproximadamente de 8 bits por segundo.

Por tanto, dentro de los diferentes elementos que identifican a una empresa, el contenido útil de los mensajes o bien el contenido informacional neto está esencialmente a la información semántica transmitida mediante la palabra, esto es así, porque las imágenes transmiten información polisémica, es decir comunican múltiples mensajes simultáneamente, pero el mensaje verbal determina y precisa los contenidos.

Lo valioso del nombre verbal sobre otros identificadores gráficos como el logotipo, el símbolo, los colores o los personajes es que, permiten que la gente pueda pedir de manera rápida y efectiva un producto por su nombre, de otra manera, resulta muy complicado expresar o pedir lo que quiere recurriendo a dibujar el logotipo, el símbolo o los personajes debido a que los elementos gráficos son unidireccionales, es decir, los controla y los emite la marca pero no los puede reproducir de igual manera el consumidor para pedirlos en el punto de venta. Sin embargo, el nombre verbal resulta el único medio de expresión común entre el consumidor y la marca. Una evidencia es que, en su lista de compra, la gente escribe nombres, no dibuja logotipos ni personajes y lo mismo hace al pedir el producto o al recomendarlo en su círculo social.

Nombrar entonces es esencial para comunicar y para actuar. Un elemento sin nombre complica su existencia. El nombre, en tanto signo verbal, tiene una función lógica y otra simbólica que le permiten la función de identificar y penetrar en la vida de una audiencia.

REQUISITOS MERCADOLÓGICOS PARA UN BUEN NOMBRE DE MARCA

Brevedad y simplicidad

Estadísticamente las palabras más usadas, las que se usan con mayor frecuencia son las más cortas y las más simples en su forma.

Cuanto más breve el nombre, más fácil de integrarlo al uso cotidiano y cuanto más sencillo en su forma será más fácil de retener y de pronunciar sin importar que no tengan un significado concreto como “Nestlé” o sean inteligibles y figurativos como “Pelikan”

Los nombres singulares y fáciles de pronunciar se integran con mayor facilidad al lenguaje común y corriente. La vida nos muestra cómo los nombres no breves ni simples sino largos y complicados suelen ser sintetizados pragmáticamente como sucede en la palaba “Televisión” reducida a tele o “motocicleta” reducida a moto. Por ello muchas instituciones planean una contracción para facilitar la penetración social del nombre de marca como sucede en el caso de El Banco Nacional de México que fue reducido en BANAMEX.

Eufonía

Refiere al sentido fonético, específicamente a la estética de la estructura fónica, en otras palabras, se refiere a la estética auditiva, a que el nombre de marca suene bien, suene agradable. Esta es una condicionante de carácter emocional, un nombre que suena bien gusta y si gusta se “pega” a la memoria. Piense en la comparación entre dos nombres de marca en el mismo segmento como “Sams vs Costco” el primero no solo es más breve y sencillo, también es más eufónico lo cual facilita su memorabilidad y su pronunciación. Esta eufonía se logra con recursos como la combinación de vocales y consonantes, la métrica, la asonancia (repetición de vocales) la aliteración (redundancia de consonantes) como en kola.loka. Se trata de la capacidad de agradar

Pronunciabilidad

Los criterios de brevedad, sencillez y eufonía cobran una tasa de pronunciabilidad, prácticamente aparece en forma automática como consecuencia de los requisitos anteriores.

La pronunciabilidad también se logra en la combinación de silabas. La prueba dura de se mide en el alcance del público infantil o del público con idiomas diferentes.

El riesgo de faltar a este requisito vive hoy un momento alto, pues la gente tiene una especial afición por nombres en otros idiomas. México es muy dado a buscar nombres en inglés, en Francés, en italiano y hay una moda incluso por los nombres prehispánicos. En principio estas conductas no son penadas siempre y cuando permitan la pronunciabilidad.

La dificultad al pronunciar un nombre de marca puede hacer que la marca pierda la elección del consumidor. Pensemos en el caso típico de las bebidas alcohólicas, cuando la gente gusta de un producto con un nombre verbal que no puede pronunciar, comprará el producto en tiendas de autoservicio o de conveniencia tipo Oxxo memorizando la gráfica del envase o de la etiqueta y lo tomará y lo pagará sin necesidad de pedirlo verbalmente, pero cuando  se encuentre en la necesidad de pedirlo verbalmente dentro de un bar o un restaurante, es altamente probable que pida el de otra marca que si pueda pronunciar para evitar la vergüenza.

Familiaridad

Cuando el nombre de marca recae en palabras que son familiares y significativas favorecen la conexión con las estructuras existentes de conocimiento, puesto que los nombres de personas o cosas que ya existen en la memoria demandan menor esfuerzo de aprendizaje como sucede con la cerveza “Corona” la palabra es el nombre de una cosa u objeto muy familiar, que además sugiere connotaciones muy positivas.

Los nombres de marca que no son familiares y además resultan difíciles de pronunciar terminan cobrando un alto costo económico, pues exigen impulsarlos con diferentes recursos como musicalizarlos en un gingle para que el poder de la música logre que la gente los pronuncie y los memorice o inclusive exige inversiones en publicidad para explicar a la gente cómo se deben pronunciar.

Recordación

El nombre de una marca no varía con el cambio de idiomas, es decir, el nombre de marca es el mismo en inglés, español o italiano, a diferencia del nombre de una cosa que si cuenta con traducción a otro idioma. El naming es estable y no traducible. La palabra “refresco” tiene traducción pero la marca PEPSI no. Por ello se debe garantizar en la suma de los criterios anteriores el logro de recordación o memorabilidad.

Sugestión

Refiere a las conexiones psicológicas emocionales y cualitativas a las que se conecta el nombre verbal, de ahí que algunos nombres de marca se basan en metáforas como “Ángel face” o en onomatopeyas como el caso de las galletas “Triki-trakes” que tratan de emular el sonido crujiente de la galleta, pero cuidando siempre el acierto de sugerir connotaciones positivas o previniendo el error de sugerir connotaciones negativas, piense todas las connotaciones del naming “Emperador” en las galletas de chocolate de la marca Gamesa. De la sugestión del nombre depende el esfuerzo de la gente para comprenderlo y procesarlo.

Poder de transferencia

Este criterio pide diferenciar entre nombre de marca para empresa y nombre de marca para producto o servicio. Diferenciarlos establece una línea que va de lo único y permanente (la empresa) a lo múltiple y efímero (productos y servicios). La exigencia cambia cuando se trata de encontrar un nombre de marca para empresa que cuando se trata de un  nombre verbal para productos o servicios.

El nombre de empresa a diferencia del nombre para productos exige un poder de transferencia que refiere a la posibilidad de transferir valor a los diversos productos que vayan emergiendo en la vida de la empresa, por ello los nombres de marca empresarial suelen ser menos específicos porque se pueden transferir con mayor facilidad a una gran diversidad de productos. Podemos poner como ejemplo, el nombre de marca para empresa “Sabritas” (contracción de sabrosas y fritas) que transfiere muy bien los valores genéricos de “fritura sabrosa” a productos como papas, palomitas, cacahuates, churros o chicharrones, a diferencia de “Rancheritos” una marca de producto perteneciente a "Sabritas" que por ser más específico no logra funcionar adecuadamente como nombre de marca empresa pues transfiere valores muy específicos que podrían colisionar con productos como los cacahuates japoneses, exponiendo un conflicto conceptual entre japonés y ranchero.

"Sabritas", por su mayor generalidad, permite ser transferido con mayor facilidad a diferentes categorías de productos.

Exclusividad

Refiere a lograr un nombre de marca original y único, porque es la mejor manera de favorecer la diferenciación con otros nombres de marca y la posibilidad de registrarlo o protegerlo en sentido jurídico y competitivo

En la suma de los criterios mencionados, el nombre de marca debe lograr capturar el tema central o las asociaciones clave de un producto de manera compacta, económica pero eficiente.  El nombre de marca debe tener una pronunciación y significado, claro, comprensible e inequívoco.

Jorge Torres

jueves, 8 de octubre de 2020

BRANDING 360°

Es un hecho que hacer Branding es gestionar una marca, pero qué significa gestionar una marca, o bien, qué es lo que se debe gestionar y para qué. Este texto te presenta de forma sencilla pero clara una manera de tipificar los principales ejes que rigen la gestión de una marca.

La base del branding es un tema que se encuentra siempre en tela de discusión. Para los diseñadores el branding es gestionar logotipos, símbolos, personajes, etiquetas envases y todo lo que la gráfica implica. Para los publicistas consiste en gestionar las diferentes estrategias de promoción que metan a la marca en zona de competencia y liderazgo. Para los mercadólogos consiste en gestionar el producto, el punto de venta y las comunicaciones integradas. La verdad es que la gestión de marca no es ninguna de esas actividades en lo individual, son todas ellas en lo colectivo.

La gestión 360º de la marca se puede exponer a partir de cuatro grandes pilares de gestión:

1)      Construcción; 2) Comunicación; 3) Medición; 4) Administración

1 CONSTRUCCIÓN

Esta es la base de todo proyecto de branding. Consiste en diseñar un bien, producto o servicio que entregue valor. Se trata de confeccionar una oferta que resuelva muy bien necesidades y deseos para maximizar su demanda.

Este primer trabajo de gestión parte de la premisa de que, antes de diseñar una imagen, logotipo, envase, etiqueta y publicidad valiosa, primero hay que tener algo valioso que entregar.

Diseñar un bien valioso para ofertar representa un gran trabajo de investigación que implica un análisis de la industria (qué está ofertando actualmente la industria). Un análisis del consumidor (cuáles son las necesidades y deseos no resueltos o mal resueltos en el consumidor, dónde están sus frustraciones). Un análisis competitivo (cuáles son las marcas que mejor están resolviendo y por qué). Y un análisis interno (en qué condiciones se encuentra el proyecto en puerta, para saber los límites y los alcances de lo que se puede ofrecer)

Producto de este tipo de gestión, el branding diseñará un bien, producto o servicio que resuelva mejor que los demás las necesidades y deseos del mercado. Un bien con los atributos y componentes mínimos para poder funcionar. Con los estándares mínimos de calidad para poder competir, pero también con atributos únicos y exclusivos que lo puedan diferenciar de otros competidores y, sobre todo, con posibilidades de desarrollo para poder crecer.

En este primer pilar del branding nace la esencia de la marca.

2 COMUNICACIÓN

Cuando la gestión anterior ha dado lugar a una oferta valiosa, el siguiente pilar del branding es comunicar adecuadamente los valores del producto o servicio. Se trata de desarrollar estrategias para comunicar el valor de la marca y con ello, crea significados en la mente del consumidor.

Aquí es donde se diseñan estrategias de posicionamiento para determinar qué queremos significar o representar en el mercado. Se diseñan planes de comunicación interna, pues el valor de una marca se debe comunicar primero puertas adentro mediante herramientas como la definición, la misión, la visión, filosofía y objetivos de la marca.

En este espacio de gestión se genera la personalidad de la marca que regirá criterios estables para proponer los signos básicos que permitirán que la marca sea identificada dentro del tablero comercial o competitivo como son el naming, la identidad gráfica, el slogan y/o frases comerciales; URLs, personajes, envase y/o etiquetas. Estos signos básicos son los que permitirán iniciar una gestión de comunicación externa trabajada mediante los recursos que se denominan “Comunicaciones integradas de mercadotecnia” y que se componen básicamente de estrategias de propaganda, publicidad, promoción de ventas, ventas personales, merchandising y relaciones públicas.

En este terreno es donde se consuman los grandes objetivos del branding: consciencia de marca, imagen de marca y lealtad a la marca.

Aquí se gestiona la apariencia y la significación de la marca.

3. MEDICIÓN

Esta columna consiste en gestionar inteligencia de mercado. A través de investigaciones de mercado, la marca evalúa y analiza el rendimiento de la marca y el impacto real en el consumidor. Este es uno de los pilares más importantes porque retroalimenta a la marca para saber que estrategias se deben mantener, cuáles se deben fortalecer, cuáles eliminar, cuáles modificar o corregir y, sobre todo, cuales eliminar.

Aunque este eje es de vital importancia, no todas las marcas lo desarrollan de manera constante. Gestionar la inteligencia de mercado implica la posibilidad de diferentes herramientas de investigación, entre ellas:

LA MEDICIÓN EXPLORATORIA: a través de grupos de enfoque, entrevistas de profundidad, historias de vida, pruebas de proyección y etnografías.

MEDICIÓN DESCRIPTIVA: a partir de estudios cuantitativos con aplicación de encuestas.

MEDICIÓN EXPERIMENTAL: con recursos como los experimentos de campo y de laboratorio o pruebas de mercado mínimamente.

En este pilar se gestiona la consistencia de la marca.

4 ADMINISTRACIÓN

Aquí se planea y se gestiona la conservación y el desarrolló de la marca. Esta gestión prevé zonas de oportunidad para el crecimiento de la marca. En esta zona se ordenan y se crecen los portafolios de marcas y de productos con estrategias de profundidad y de extensión. En este eje las marcas se vuelven un motor de la economía y amplían sus fuentes de empleo.

Cuando la marca crece y se desarrolla ampliando su portafolio de marcas y productos, el trabajo de gestión consiste en evitar a toda costa competir contra las marcas propias (canibalización).

Aquí se gestiona el desarrollo y la permanencia de la marca.

Finalmente, cuando se han generado nuevas posibilidades de productos y marcas por entregar, el ciclo con sus 4 procesos se vuelve a reciclar.

JORGE TORRES

miércoles, 30 de septiembre de 2020

IMAGEN DE MARCA

 


La imagen tiene existencia mental, por ello, hablar de imagen tiene que ver con la imaginación, con lo que lo que uno imagina.

Basado en este principio se puede afirmar que una empresa, una institución, un producto, una persona o una marca gozan de buena imagen cuando uno alcanza a imaginar aspectos positivos de ella. Y en sentido contrario, gozan de mala imagen cuando uno imagina aspectos negativos.

Aun cuando puede pensarse que no es posible controlar lo que un tercero puede imaginar de uno, la verdad es que, la imagen deseada se puede planear y se puede operar hasta alcanzar el objetivo.

Contextualizando a la imagen de marca dentro del proceso de adopción mental, (1 Conocimiento, 2 interés, 3 Prueba, 4 Evaluación y 5 Adopción) puede afirmarse que, los objetivos de la imagen se logran en los pasos 3 y 4 correspondientes a prueba y evaluación. Esto significa que, para construir imagen de marca, es preciso pasar primero por dos pasos previos: que la marca se haya dado a conocer y haya despertado el interés con su ventaja competitiva o con su fórmula de valor.

El hecho de que una marca se haya dado a conocer y haya tratado de despertar el interés exhibiendo su formula de valor, no garantiza la prueba o la compra del producto. Aún, cuando uno se encuentre rodeado de productos conocidos, de los cuales somos conscientes de su existencia y aún, cuando desde hace tiempo sabemos lo que son, cómo funcionan y lo que resuelven nunca los hemos probado, porque en la imaginación (la imagen) faltan datos de calidad o datos relevantes para darles una oportunidad. O quizá si hay datos relevantes sobre esos productos, pero el problema es que no les creemos o simplemente <imaginamos> algún tipo de riesgo fuerte con la adquisición.

Dentro de la dinámica de compra que sigue un consumidor, cuando la persona tiene una necesidad enfrente, inicia una búsqueda que le permita encontrar las opciones que la resuelvan. Producto de esta búsqueda, el consumidor se quedará con una selección compuesta por aquellas opciones que considera le representan un menor riesgo de compra. El siguiente paso es evaluar las opciones disponibles y valorar la famosa relación costo-beneficio. Esta evaluación de opciones considerará 5 riesgos posibles que pueden aparecer con la compra: riesgo económico perceptible en el precio del producto; riesgo funcional, percibido en la función óptima y con calidad; riesgo físico, percibido en posibles daños a la salud o al físico; riesgo social percibido a través del posible rechazo o aceptación del grupo de referencia por adquirir un producto o una marca específica y riesgo psicológico percibido a través de sentimientos de satisfacción, de recompensa o de culpa tras la compra.

La evaluación de riesgos previa a la compra sigue diferentes niveles jerárquicos según el género, la edad, el nivel socioeconómico y cultural del consumidor. Así, por ejemplo, una persona de nivel socioeconómico bajo pondrá mayor énfasis en el riesgo económico, pero una persona de la tercera edad quizá ponga mayor foco en el riesgo físico y es probable que un joven adinerado pase por alto el riesgo económico para privilegiar riesgo social y psicológico.

Con estos antecedentes es posible afirmar que una marca goza de buena imagen cuando logra que su público objetivo imagine el menor número de riesgos en la compra de sus productos o servicios, o bien una combinación de riesgos medidos que vale la pena asumir. Por tanto, la imagen de marca es un constructo de ideas, equivale a lograr que la gente se forma una valoración positiva de la marca.

Es importante mencionar que la prueba (paso 3 del proceso de adopción) es clave para lograr una imagen estable de la marca. Esto es así porque un consumidor puede imaginar cosas negativas de la marca hasta que alguien lo convenza de lo contrario y viceversa. La opinión funciona como una veleta y asta que prueba el producto, el consumidor valora si lo que imaginó de la marca es real, si supera la expectativa o si más bien la defrauda. Y es que, hasta que el consumidor prueba el producto puede tocar los beneficios prometidos por la marca y valorar la posible combinación de riesgos implícitos.

Por estas razones las marcas invierten mucho en acercar degustaciones, muestras gratis, pruebas de manejo, etc. Acompañadas de mensajes cuidadosamente elaborados y enviados a través de la publicidad o a través de contenidos en redes sociales.

La imagen de marca o lo que la gente imagina de ella no se ve influenciado únicamente por la prueba del producto. También se ve influenciada por el comportamiento o por la conducta de la marca frente a diferentes situaciones. Esto significa que la imagen de marca se ve afectada por la forma en que una marca se comporta con su público frente problemáticas sociales como la contaminación, las enfermedades, las crisis o las catástrofes generadas por fenómenos naturales entre otras muchas. Por ello, las marcas invierten mucho en estrategias de Relaciones Públicas planeando eventos deportivos tipo maratones o eventos culturales o asistiendo a personas en situación vulnerable mediante donaciones o incluso generando sus propias fundaciones. Porque la imagen de marca no equivale sólo a afirmar “me gustan los productos de esa marca” también equivale a decir “me gusta lo que hace esa marca”

La buena imagen es la antesala de la adopción, en consecuencia, las marcas deben ser muy cuidadosas de no mentir para no defraudar la expectativa que la gente se ha construido sobre ellas en su imaginario colectivo.   

La imagen de marca nunca es un objetivo consumado, la gente puede encontrar con mucha frecuencia experiencias que hacen que la imagen de una marca se modifique dentro de su imaginario, por ello, es una obligación de la marca monitorear constantemente la imagen de la que goza para mantenerla, para fortalecerla o para rectificarla.

Finalmente, los diseños gráficos aplicados al diseño de logotipos, identidades gráficas o etiquetas son solo conductores de imagen, no son la imagen. Un logotipo o una etiqueta detonará una serie de ideas positivas o negativas incluso cuando los diseños sean de buena o mala calidad gráfica. Hay marcas y productos que gozan de excelente imagen con pésimas soluciones de diseño gráfico y Productos con grandes soluciones gráficas que gozan de una imagen negativa o distorsionada.

Jorge Torres